La dieta de Papá Noel

08.05.2021 20:10

La dieta de Papá Noel

 

 

A Alejandro le daba pereza levantarse e ir a buscar el cuaderno de notas que necesitaba para revisar su dieta, pues se notaba con sobrepeso y, a su edad, eso le preocupaba. Así que miró sobre la mesa buscando alguna alternativa. Vio enseguida un lápiz de dibujo y, a su lado, una foto a reciclar. Anotó entonces sobre el reverso de ésta, las ideas que le llegaban. Pero no servía. El papel fotográfico no retenía el carbón.

Con cierta indiferencia, pensó entonces que tal vez no era necesario escribir nada. Mejor dejarle al cielo la labor y si no había nada que se pudiera registrar negro sobre blanco, pues se dejaba correr y en paz.

En ese momento, a punto de renunciar al lápiz y a la foto, se le apareció una imagen. La imagen de papá Noel ¿Por qué? ¿Sería porque el día anterior se había entretenido en revisar las fotos digitales que había subido a Instagram hasta la fecha y allí vio esa en la que, vestido de Papá Noel, entregaba un regalo a su nieta? Seguramente sería por eso... Pero ya hacía más de un año que no se ponía ese traje. Desde el inicio de la pandemia no había vuelto a ejercer el consagrado oficio navideño con sus pequeños nietos. Sintió añoranza y se fue a buscar el disfraz.

Lo encontró en su sitio. Un tanto mustio y arrugado. Se lo puso, se miró en el espejo y, siguiendo un extraño impulso, se puso las bambas de footing. A continuación, salió a correr cual era su costumbre matinal.

Ver correr a un Papá Noel con mascarilla, a las seis de la mañana, en Mallorca y a punto de iniciarse el mes de mayo, puede resultar increíble. Pero a él no le importó. Qué más daba. Se añoraba y eso era todo. Lo extraño sucedió cuando, al pararse a descansar, otros corredores se fueron deteniendo a su lado con caritas embelesadas y él, espontáneamente, empezó a sacar regalos para cada uno de aquellos que le tendían, solícitos, la mano.

Cuando acabó de repartir los regalos, volvió a casa. Feliz de haber empezado el día tan extrañamente, pero con tan buen pie. Se miró en el espejo y sonrió. Volvió a guardar el traje y el saco y, en eso, notó un pequeño bulto en él. Lo abrió de nuevo, indagó y descubrió que quedaba en su fondo otro pequeño paquete… ¡Con su nombre! “¡Caray! -se dijo-, vamos de sorpresa en sorpresa”.

Abrió el paquete e ¡increible! Era su cuaderno de notas y alguien con letra clara y sinuosa le había hecho el trabajo de revisarle la dieta. Literalmente leyó:

 

“Tu nueva dieta”

·      Desayuno:

Cierra los ojos y sopla suave y repetidamente sobre tu corazón, hasta que sientas que desde él emane un aura traslúcido y resplandeciente. Entre celeste y dorado. Formula entonces tus buenos deseos para el día que empieza. Tantos como quieras.

·      Tentempié de la mañana (si no lo haces, puedes detenerte por un momento):

Observa las cosas bellas que te rodean y piensa en las que están funcionando bien en tu mundo y en tu vida. Toma conciencia de ellas y agradécelas

·      Comida:

Recuerda que eres uno con cuanto te rodea, formando un único Gran Misterio. En breve, pequeños átomos tan antiguos como el Universo entrarán en tu cuerpo y te ayudarán a mantener la vida que vive en ti. Ya han formado antes parte de infinitas formas. Bienvenidos sean.

·      Merienda de la tarde (si no la haces, detente un momento):

Recuerda a todos los seres de la creación, sin olvidarte ni de los microbios, ni de las ballenas, ni de las piedras, ni de las palmeras de otros mundos.  Diles lo mucho que les quieres y pregúntale al aire, sin esperar respuesta, si está en tu mano ayudarles de alguna manera.

·      Cena:

Agradece a tu cuerpo en su conjunto, todo el esfuerzo realizado y, a la vida, el tiempo habido. Deséate a ti mismo y al Universo felices sueños y pide ayuda para el descanso y la renovación.

Posdata: puedes modificar y reescribir esta dieta a tu conveniencia, tantas veces como necesites… Pero ojo con lo que escribes. Las palabras tienen poder para lo bueno y para lo malo.>

 

Alejandro se quedó pensando en aquella dieta que tan misteriosamente había aparecido en su saco de Papá Noel… La encontró demasiado espiritual para su gusto. Él habría querido orientaciones más prácticas.  Pero bueno, como le pareció que la cosa quedaba muy abierta, a juzgar por la posdata, se fue a buscar un boli de tinta dorada que tenía por ahí (creyó que quedaría bien en ese color) y añadió de su puño y letra:

 

·      Come tranquilo y en paz. Solo o en buena compañía.

·      Come sin prisa y mastica bien. Todo bien ensalivado.

·      Intenta mantener tu rutina horaria.

·      Come cuanto más crudo mejor. La comida humana es la que podríamos comer en su estado natural. La biológicamente adaptada. Entonces: muchas verduras y, sobre todo, frutas.

·      No mezcles mucho los alimentos y huye de los alimentos procesados.

·      Come alimentos de cercanía y del tiempo; ecológicamente fiables (sin pesticidas).

·      Procura no pasarte con la carne y, especialmente, cuida de que, si la comes, ésta no provenga de la industria desarrollada sobre el dolor animal.

·      No te atiborres.

·      Mejor sin líquidos y poquito alcohol (si tomas).

 

Y ya estaba. De momento no se le ocurrió a Alejandro nada más que añadir y guardó el cuaderno…

Sólo le vino a un pensamiento más, mientras devolvía el boli a su sitio: “¡Qué bonito es poder creer en lo que te da la gana!”.

Share |

Volver

Contacto

Miguel Cabeza