Noche de boda

09.02.2010 13:09

 

Como en otras bodas
esperarás hasta que caiga el último borracho

Mientras...
te dan las tantas reponiendo los leñeros,

ayudando a Lili, en la cocina
y pidiéndole perdón al bosque
por la estridente artillería colectiva
cargada de coca y alcohol

 

Extraña humanidad ésta, meditas,
que festeja en los bosques
Ajena a los silencios rotos
de las lechuzas, las ovejas, los hurones
los gavilanes, las saponarias, los pinos...
Ajena a la presencia multiforme del gran espíritu

 

Y como en otras ocasiones
te escapas, de tanto en tanto,

 a la caza de ratitos de distancia, olvido, y descanso

paseando entre las sombras saltarinas del qanat árabe de Son Boronat

donde herederos de conquistadores tallarían,

 siglos después,

las más bellas “margades” de la isla


El mismo lugar por donde deambularía,

no hace tantas décadas, el poeta Guiem Colom

 

Piensas en él,
y te lo imaginas sentado bajo el cañizo de la torre

ocupando sus largas tardes de verano en escribir “El comte mal”
Mientras abajo, sus “payeses”
sudan Dios y el cielo
por el pan de cada día

 

Pocos metros más arriba
la densa oscuridad se funde con el entramado arbóreo
Te da miedo ahora, sin luz, avanzar hacia él
Así, permaneces contemplativo,
tumbado sobre un muro del “safareig” (*)
dejando que el brazo dormido

Se bañe libre en las aguas capturadas
y que la mente se entretenga en visiones de personajes antiguos

que amaron como tú amas
cada rincón de este recóndito valle

 

“Ojo, no te duermas”, te dices
y oyes, sus pasos tibios aproximarse


Sabían donde encontrarte


Abres, entonces, los ojos y aceptas cómplice
la copa de champán que ella te tiende


Y brindáis por la vida compartida

 

Bajo las estrellas y a las puertas del paraíso, nada os falta
Tan solo esperar que abajo acabe la fiesta
y descanse el último borracho.

 

(*) Palabra catalana de origen árabe. Receptáculo de aguas, de paredes de obra que se utiliza para usos agrícolas

 

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Miguel Cabeza