Quinto camino. Gastón Gori

07.08.2012 21:36

Gastón Gori
Quinto camino

Dejé lo que entre bosque y bosque
a la sombra de la nada


me llevaba.
Dejé el verdor de las riberas
y sus pastizales altos y piedras,
y las aguas que corrían,
y la desembocadura
y la incertidumbre.

Dejé el horizonte y la noche
y la Luna y el sol que me indicaron
un sendero de luz, pero hallé la sombra.

El universo inexplicable en definitiva
o demasiado claro en su final
-de hielo y derrota sideral-
dejó de llamar a mi angustia
y a lo eterno y a lo mortal.

Más hacia alguna parte mi vida
se encaminaba sin saberlo
después de andar por cuatro caminos.

Y caminé hacia el Hombre,
hacia el minúsculo ser en su naturaleza;
y lo vi débil y lo amé
y por ello me amé a mí mismo
en todos los hombres.

No busqué este camino.
El camino se me acercó en el beso
del amor, en el llanto de alguien invisible,
en la alegría de otros,
y en mi propia alegría.

Este no es un andar en desconcierto:
es una manera de estar en el mundo
con todos los que buscan justificación,
es estar en el Hombre.

No me conduce a nada más que al Hombre,
no me conduce a nada más hermoso
que el Hombre, y su vida y su muerte.
Este camino me deja estar apasionado
e ilimitado en la esperanza;
este camino es nada más que vivir
y amar y confiar y creer y desear.

Embellecido está con ensueños.
Donde no había nada porque a nada
llevaban los otros caminos,
está el Hombre.
Estamos amándonos y padeciéndonos
nosotros los hombres.

Y ésta es una obligada ruta sin salida,
y ni siquiera busco evadirla
ni encontrarla. Me basta haber hallado
y estar con el Hombre.

Y tengo con él bosque y ribera,
horizonte de luz y sombras,
y seguridad en el universo.
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Miguel Cabeza